domingo, 4 de agosto de 2013

Tan importante es lo que sientes como lo que no sientes.

No es por las drogas, ni es por las personas, ni es por el ego. Consiste en una complicada operación de matemáticas aplicadas que disfruta tomando su tiempo para resolverse a sí misma, similar al dios omnipotente que es capaz de crear de la nada toda una compleja red de multiversos. Es toda esa clase de cosas que he pasado mil años sin decir y que ahora se escapan entre los huecos que dejan mis labios entre sí, porque ciertamente nunca fue mi mejor cualidad ser el mejor y el más verdadero de los amigos, pero a la vez sí. ¿Y si no creo en la amistad cómo iba a esforzarme por continuar siendo el medio para alcanzar un fin ajeno?, no es una oportunidad desperdiciada.

Los años en el lodo sirvieron para darme cuenta de quién y quiénes, de los porqués y de cómo pudo ocurrir. Dentro de unos años será "¿Quién coño era ese Manuel?", encerrados en el interior de una bola de cristal que no se llama ignorancia sino olvido. ¿Pero qué tratan recuperar después de esta tormenta de arena?, por favor, no lo intenten más.

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