viernes, 13 de diciembre de 2013

La verdad está escrita en los libros.

Llego casa y me siento acompañado por ella, es esta puta depresión que sabe a fracaso e impotencia, que nunca me deja, que siempre está conmigo. Es un vacío que me drena desde dentro, que huele a sudor y a humedad, que jamás se cansa. Señor, su hijo llora veinticuatro horas al día pero usted no sabe nada, y no es que sea un mal padre, es sólo que él lleva mucho tiempo fingiendo; ¿acaso no recuerda cuando era un crío divertido que lloraba cuando usted se marchaba a trabajar?, ¿no se pregunta qué es lo que le ha cambiado?

Si no saben de mi suerte mucho menos hablen de mis desgracias. Cuando la rabia lleva contenida mucho tiempo en el interior sale del cuerpo en forma de lágrimas, dolor puro que me sacia. Confío en mis muchachos preparados para lo que hay ahí fuera, y también confío en que me fallarán en el futuro, un eterno ciclo inevitable que acepto con resignación. El dolor es relativo, como todos los sentimientos, más allá de los límites de la concepción humana sobre el cosmos debe de existir una pradera verde en la que descansar mientras dos soles azules te alumbran. La risa y la autocrítica es un buen método de superación, tenías razón, la verdad está escrita en los libros.

1 comentario:

  1. "Confío en mis muchachos preparados para lo que hay ahí fuera, y también confío en que me fallarán en el futuro, un eterno ciclo inevitable que acepto con resignación."

    Es tan cierto que duele. Un abrazo tio

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