domingo, 8 de diciembre de 2013

No busques razones aquí.

No encontré la verdad absoluta en altas construcciones, ni siquiera pude vislumbrar un sentido entre risas de amigos; sólo sé que lo que sé puede ser equivocado. No subí a la montaña más alta de la cordillera, ¡ni mucho menos!, ¿pero al menos pude comprender la belleza? No estoy perdido, es sólo que no tengo rumbo ni meta, que las tristezas se disipan cuando todo se vuelve oscuro. Cada noche llega a mi cabeza un recuerdo nuevo que creí haber olvidado hace años, mi almohada debe ser una antena o mi cabeza un imán. ¿Qué puedo decir, si soy quien predijo que la religión, la filosofía y la ciencia se acabarán uniendo en un todo cuando esta última pueda dar explicación para todo, si soy aquel iluminado que nunca fue iluminado, si soy aquel revolucionario de sofá que no cambió el mundo por pereza y desidia? Y no eres tú lo que causa esta impotencia que corroe todas mis aortas y mi corazón de ventrículos a aurículas, es el paso de los días sin una motivación a largo plazo; pensé que podía tenerte sin verte y erré.

No podría hacerte el amor porque el amor lo fabrica tu propio cuerpo, y desde su descomposición creo podría seguir amándolo. Secretos profundamente guardados en las esquinas del alma, puedo sentir el odio al estudiar los trazos de Van Gogh, él da la vida y él la quita. ¿Quieres saber algo?, soy uno de esos adictos que disfrutan de su adicción, en el colegio te dijeron que eso no existe, pero es falso. Y me pregunto, ¿acaso una maldición no puede convertirse en una bendición si te inspira?

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