jueves, 16 de febrero de 2017

chocolate con almendras

Vive, danza, ríe, llora. La felicidad y la ilusión se intercalan con días de bajón, no podía ser de otro modo. La vida empieza a lucir tan bella como supuse que podría ser, tal vez aun más. Las dudas se disipan, quiero dedicar mi vida a esta mierda, a mi entender es el mejor modo de alcanzar la paz.

La gente me mira, me sienta bien, ni siquiera como si fuera un perturbado, también me ignoran, ser invisible a veces es bueno. Los que me prestan atención disfrutan realmente de mis versos desafinados, son impulsados por un químico que los transporta a través de mis venas desde mis pies a mi cabeza. Es grato, me fusiono con la luz de las farolas, soy un loco más. Un reflejo, una estimación. Fui estúpido al pensar que la felicidad no puede germinar en un alma oscura, como también fui estúpido al pensar que merecía toda la dicha del mundo sin mover un dedo.

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