lunes, 6 de febrero de 2017

Una vida lo que un sol vale

Encontrar la manera de dialogar con dios, esquivar a la muerte, eliminar toda forma de control, emplear el amor como único medio y fin último de todas nuestras acciones. Se puede vivir bocabajo con la mirada clavada en el suelo excluyéndose a uno mismo de los regalos de la providencia, aún así en contadas ocasiones se puede ver el azul del cielo reflejado en charcos de agua que a veces eran lágrimas de otras personas. Y si amas con fuerza pregúntate si tus preferencias hacia algunas cosas no son tu menosprecio hacia otras, y colócate en la posibilidad de que todo lo que hayas hecho en vida haya sido equivocado, y si así fuera, ¿no sería bien parecido a estar muerto?

Si sopesas la idea de la muerte piensa en aquellos que no la conciben, si consideras renunciar a la vida piensa en esos que se aferran a ella ya sea deteriorándose rápidamente entre sábanas blancas o soñando con un milagro. No, no hay nada que prevalezca a la muerte, puedes soñar y puedes rezar, pero para dios no es una cuestión de crueldad necesaria. Se trata de nuestro miedo y nuestra incapacidad para desentrañar el secreto, el secreto de la muerte nos quita las ganas de vivir. Siempre queda el leve parpadeo de una estrella que brilla en mi interior, una voz que me dice que aquellos que se van podrán ser abrazados de nuevo una vez nosotros también hayamos cruzado el umbral.

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