martes, 5 de junio de 2018

Tengo suerte de estar aquí, tener ojos para ver de lo que se huye, del negro al amarillo en una milésima de segundo, salto del coche en marcha y no me hago ni un rasguño. Yo caigo de pie como los gatos y lamo mis heridas sin ayuda de nadie como un perro, y cuando el hambre apremia salgo de paseo por los tejados de la ciudad en busca de algo que llevarme a la boca. Mientras tanto pienso ti, mientras tanto te olvido. Al cabo de un tiempo soy alguien totalmente distinto por fuera que sigue ocultando que por dentro tiene quince años. Yo sólo pienso en follar y en llevarme por delante todos los bolos, pienso en no parar nunca como una máquina infinita, pienso a todas horas en todas las cosas. A veces me sale humo por las orejas, gases contaminantes por mi boca y desechos pestilentes por el ano. Soy una fábrica de deseos que aguardan para ser cumplidos, soy un contrato temporal de amor incondicional.

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