jueves, 24 de abril de 2014

Esta noche estoy al borde. Lo siento viejo, a estas alturas permanecer en la misma habitación que tú, compartir el mismo aire, me resulta nauseabundo. Ojalá pudiera fingir aprecio, hacerte creer que te quiero y te requiero sólo para que mamá durmiera un poco mejor por las noches. 

¿Por qué tengo claro lo que me está enfermando pero no lo que puede curarme? Hoy he vuelto al punto dónde empecé, hace un año; y desde hace dos a los ojos de la sociedad no he avanzado nada. Leo el doble o el triple que la media, el noventa por ciento del tiempo estoy pensando en cuestiones a las que la mayoría llegarán con suerte en su vejez, compongo música que inspira a los dioses... y aun con todo (y hablo desde el fondo de mi arrogancia) sobre el papel soy un paria. Alabados sean los bípedos hijos de puta, pero yo no soy como ellos, yo vengo de una nave.

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