domingo, 22 de junio de 2014

Penitente voluntario de la cárcel del cuaderno.

Seguramente, el signo más inequívoco de mi recaída y de mi sufrimiento sea esta falta de inspiración que me llena y me vacía al mismo tiempo. Y si como decía Werther los hombres no se dedicasen con tanto ahínco a recordar los dolores antiguos en vez de soportar con entereza un presente tolerable habría muchas menos amarguras, pero es ese constante e interminable ciclo lo que nos hace humanos, tal vez demasiado humanos. Soy distinto al resto, soy extraño pero no interesante, vivo intolerable al resto de las personas. Mamá no entiende que la tristeza sea mi aliento, que mi cuerpo necesita segregar lágrimas y mi cerebro dolor para saltar del cráneo a mis manos. 

Doy gracias por todo este sufrimiento, lo necesito para crear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario