sábado, 14 de junio de 2014

Todo lo que hay en mí se concentra en un único punto, comprimiéndose hasta no ser nada y explotar violentamente. Voilá, la ambición se comió al hombre, y aquí permanezco, esquivando el recuerdo de antiguas personas a las que sólo querría ver por el retrovisor. ¿Antes tenía un futuro o me conformaba con el que ellos me daban en lugar de rechazarlo todo? Hoy vuelvo atrás, lamentándome por haberme dejado llevar por mi sentimentalismo extremo, y lo más patético que hay en ello es mi arrepentimiento, creador de infortunios e inútil comandante de mis sentimientos. 

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