sábado, 16 de enero de 2016

hou-di-ni

Últimamente cuando releo una vez más lo que escribía hace años me siento avergonzado y a la vez sorprendido de que mi corazón albergara tanta pasión inerte, tanto fuego que buscaba oxígeno para crecer. Ahora quizás no sea más feliz, pero sí menos negativo y proclive al completo apocalipsis, he besado en tantas ocasiones el suelo que un navajazo certero tiene mejor sabor en mi boca. Continúo lidiando, no crean, con mis fantasmas y mis penas, mis carencias y mis sueños rotos; y con la muerte, que balancea en elipsis perfectas cuchillos afilados alrededor de las personas que amo y jamás dije te quiero. A estas alturas me resulta más que complicado escribir sin sonar triste, o desesperado, o asustado, pero sigo aquí, vivo y palpitante y dispuesto a consumirme en mi fuego. Hoy pensaba en ti con el Sol pegando fuerte en mi rostro y una frase me vino a la cabeza: el diablo me otorgó la oportunidad y dios me castigó con fiebre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario