En una ocasión una mujer me dijo "el mundo es gobernado por el diablo", y a pesar de que se trataba de alguien corriente que no tenía conocimiento alguno sobre ocultismo o la verdadera naturaleza en la que se ve sumida la humanidad, aquella mujer llevaba razón. Guerra: asesinatos, violaciones, torturas, sangre y dolor; miseria en definitiva, el mundo se inunda en el caos, la oscuridad reclama lo que le perteneció. Ésta vivía desde antes que el tiempo cuando su presencia existía pero no la apreciación de lo que sucedía, cuando el bien y el mal no habían sido creados por el hombre, cuando ni siquiera había ojos para presenciar dicho espectáculo.
Un día nací y fui arrojado a este mundo sin comerlo ni beberlo, y suena estúpido, pero creo que hace casi veinte años desde que empecé a sentir que seleccionaron o me presté voluntario para esta tarea. Estoy aquí para hablar de amor, de pena, de miedo; para que saquen de sus cabezas esos pensamientos anticuados (estaban bien para hombres que quemaban a mujeres feas en hogueras), para que admitan de una vez ese complejo de Edipo y se casquen una paja feliz pensando en sus madres.
Soy un pervertido, un enfermo, la luz de un nuevo día en el que lo perverso y lo asombroso son casi lo idéntico, porque las fronteras del bien y el mal parecen no diferenciarse a la claridad que la verdad desprende. Estoy aquí, es el único hecho, porque pienso y la consciencia de que se piensa no puede ser manipulada ya que, de ser así, también implicaría mi existencia. Permanezco aquí sentado mientras me mato un poco más a mí mismo y las personas vuelven a ser embaucadas, de aquí a diez años el apocalipsis, y de aquí a veinte la eugenesia. Hace décadas los hijos de puta de los servicios secretos tenían que esforzarse e incumplir leyes en espiar nuestras conversaciones telefónicas o cuentas bancarias, ahora sólo tienen que echar un vistazo por Facebook. No crean que todo está perdido, aun siendo ignorantes de todo lo que se avecina, la verdad nunca muere si la mentira continúa existiendo.
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