miércoles, 26 de abril de 2023

Los días que pasan tan lento, o tan rápido, que ni siquiera me doy realmente cuenta de cuando el planeta ha dado otra vuelta completa sobre sí mismo, ahora que soy más pobre que nunca y a veces siento mi cuerpo tan desnutrido pero alimento mi alma con sueños que la mayoría no comprende. Y poco importa mucho, casi ni lo suficiente para preocuparme, aunque siempre estoy en tensión y sufriendo me he percatado de que la ausencia de dolor es lo más similar a la felicidad, que olvidar por unos instantes es el único alivio. Cuando busco que tu carne envuelva mi carne, cuando asalto tu sonrisa cual urbe amurallada sólo para robarte un beso, aun siendo de mentira, aunque sospeche que no lo permitirías de no ser por la droga. Es el único consuelo, jugar con la ignorancia porque saber demasiado, o demasiado intensamente, es lo que atrofia mi cerebro y mi pensamiento.

Para esta enfermedad no existe cura sino tratamientos paliativos; la desidia, el desengaño y la soledad eran parte de la letra pequeña del contrato, cuando vuelvo a ver El Sol asomarse pienso que he sobrevivido a otra noche. Esta pena nunca se irá, permanecerá ligada a mi alma como tinta bajo las capas superficiales de la piel, ahora que no confío en nadie, ni siquiera en mi propia sangre, tengo menos ganas que nunca de seguir intentándolo. Ahora que sé empíricamente que el amor y la amistad son una fantasía, como sillas de atrezo que no soportan mi peso, tengo menos esperanzas que nunca de poder lograrlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario