domingo, 13 de agosto de 2023

Elijo ser notorio en mi vida, existir sin miedos, alimentarme del aire, decir adiós a todo lo que me arrebaten o decida marcharse de mi vera. Escojo no apegarme, no vivir en renuncia, aceptar las circunstancias particulares de cada nacimiento y no salir de mi cuerpo hasta que así lo estipule mi archivo akáshiko.

Y las idas y venidas, las llegadas y las salidas, mis pensamientos y emociones, vienen y se marchan como maderos arrastrados por la corriente de un río. Nada permanece, así nada es permanente y ni siquiera una vida o un cuerpo tienen mayor importancia. Reconozco mi talento, advierto mi potencial y agradezco cada una de las lecciones que me enseñan mis buenas y malas experiencias. No tengo miedo pues nace de la duda y la ignorancia, mi alma ya fue redimida, y si bien no todo muestra su sentido oculto, los secretos del cosmos carecen de misterio aunque sus enigmas sean inconcebibles.

Mas aunque mis ojos puedan ver El Sol, aún son deslumbrados por su fulgor, y sin embargo pueda vislumbrar su presencia, así como su verdadera naturaleza, mi mente todavía se niega a aceptar la sencilla y oscura esencia de esta fragmentaria realidad. Pues aunque un sueño pueda ser en verdad fantasía, es una experiencia trascendental como cualquier otra sucedida en vigilia.

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