miércoles, 9 de agosto de 2023

Qué imbécil, qué estúpido, qué ignorante arrogancia. Mis libros y yo, mi música y yo, mi pervertido mundo interior y el extraño exterior, donde suceden cosas que no comprendo a veces y con el que no quiero inmiscuirme. Me excuso en mi soledad, me oculto en la incomprensión.

Siento fuertes deseos de abandonar mi palacio y entregarme al destino, es difícil escapar del suicidio como de cualquier otra creencia fundamentada en poderosos sentimientos. La renuncia, la emancipación, el viaje. A Siddhartha le tomó toda una vida, y muchas otras más, en convertirse en El Buddha. Quiero huir del prestigio, la abundancia y la seguridad; no voy a alcanzar la iluminación, pero puedo acercarme a ella tanto como me sea posible.

Difícil permanecer en pie con tanta química en sangre, he aceptado la grandiosidad del fracaso, crees que te vas a morir cualquier día de estos pero ese día nunca llega. Y uno debe librarse de sus gozos, deseos, esperanzas y necesidades, casi dejar de ser quien se era; quemar los contratos invisibles que le unen al mundo y lanzarse al vacío antes de que este le consuma.


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