martes, 22 de enero de 2013

Amistades que parecen fascismos.

No me importa la voz de la mayoría, no acato leyes absurdas, no me trago las mentiras populares. No soy un borrego, aunque sí un cualquiera. Resido en el más profundo interior de mi sucia mente y he sustituido el verbo vivir por soportar. Sí hay consuelos, pero son tan complicados de alcanzar. 

Pierdo amistades por vagueza, prefiero que te vayas por siempre antes que permitir que me obligues a levantar del sofá. Mi amistad no vale dinero pero le pusieron precio. Muero ahogado en carcajadas cuando pienso en lo patético y exagerado que soy. Y no encuentro satisfacción en Dios, ni tampoco en estudiar y soportar la presión del sistema con caras buenas. Este no soy yo, es quien los demás quieren que sea, si por mí fuera no existiría gravedad.

¡Qué no te engañen!, en ningún corazón humano existe la piedad o la comprensión. La humanidad es una plaga que pudre el mundo, arranca los bosques, ensucia los océanos y extingue al resto de los animales.

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