lunes, 6 de abril de 2015

A través de la ira y el rencor se destilan muchos otros sentimientos, dejan su pureza en el filtro mientras el sufrimiento en estado líquido poco a poco gotea dentro de un tubo de ensayo situado a pocos centímetros y expande su pestilente aroma. Muchos dirían que apesta a vergüenza, tal vez un poco, yo diría que más bien a miedo y desamparo. Escribo estas líneas bizarras, a su vez este último cigarro se consume y deja su rastro en la habitación. De nuevo el mismo techo y cierro los ojos, y después los abro, y por arte de magia soy doce horas más viejo. ¡Sorpresa!, al mundo no le importa un carajo que estés triste, va a seguir girando, y tu sufrimiento le da cuerda.

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