miércoles, 29 de abril de 2015

De nuevo aquí me ven, sentado frente a un frío monitor consumiendo droga con el estómago vacío a horas poco aconsejables. La felicidad viene y va, en una habitación un decrépito anciano espera terminar su inevitable trabajo conectado a una máquina y en la colindante un grupo de muchachos desatendidos vuelcan sus carencias en los gramos blancos.

Me enrollo un petardo de esa sustancia cortada con vete a saber qué, escuchando alabanzas sobre un futuro supuestamente alcanzable en realidad imposible de predecir, viendo tal vez los días pasar mientras pulo mi joya interior royendo la comisura de mis labios cuando no me queda nada que decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario