lunes, 23 de julio de 2018

Por quien comprende las arenas del tiempo y anuda los tejidos de la luz que reflectan en su piel blanca de porcelana, y los gurús bailan alrededor de las hogueras y del fuego surge una figura gigante que nos atrapa a todos. Sin tiempo para pensar demasiado en la muerte o en los dulces recuerdos ahora un poco amargos, sin demasiadas ganas por continuar por senderos oscuros poco hay que arriesgar en vano, el amor es un dulce que me ofrecen a diario y la libertad la saboreo hasta entrando temprano al trabajo. Así que camino con los ojos vendados y todo lo que encuentro son semáforos en verde y sutiles aromas que estimulan mi mente, y al destaparlos las cosas vuelven a reflejar el color intenso ya perdido y todo el mundo me ama mientras me abren las puertas hacia el paraíso.

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