viernes, 17 de enero de 2014

From my stomach.

He llegado a límites que desafían la concepción de dolor, indagando umbrales peligrosos para la cordura. No es necesario que nadie me enseñe la belleza de la vida, ya la veo en todas partes, incluso en la desgracia; es por ello por lo que me siento deslumbrado y no encuentro motivos para seguir. No existe la libertad absoluta, tan sólo sucedáneos que nos ofrecen la posibilidad de elegir entre opciones muy delimitadas, nos venden arena en el desierto. Me siento solo, alienado, inútil; pater tiene razón, mi plan de vida es optar por lo mínimo, ¿pero quién dice que quiera hacer algo provechoso con mi vida para la sociedad? La cultura y lo "políticamente correcto" me arrebataron la ilusión, y las personas la ingenuidad y la inocencia, ¿cómo voy a ser feliz si odio incondicionalmente a las personas que me dan la vida? 

A estas alturas morir suena a tópico, a vano intento por llamar la atención; pero no se equivoquen, el único consuelo que busco es el que encuentro en mi propia depresión. Salud para los que hoy beben y mañana mueren, para ellos el cielo en la tierra y la incertidumbre después de la muerte, ¿qué más se puede desear? Pensamientos que se ahorcan en las ramas de los árboles de mis recuerdos que son mis sentimientos, no hay lugar mejor para colgarse, para atarse y a la vez desatarse. La muerte siempre me atrajo más que la vida porque es algo que no conozco, porque es liberación, porque es descanso.

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