lunes, 19 de mayo de 2014

Altruismo y voluntad de poder.

¡Ah!, los bípedos y su maldita costumbre de ver estrellas donde sólo hay oscuridad, de insistir en la existencia del amor donde sólo hay vacío, el cual llenan con insustancialidades. El amor, la amistad, el altruismo, son conceptos desinteresados, y por lo tanto falsos, pues ninguna acción humana (realizada de manera voluntaria) tiene otro fin que el de servir única y exclusivamente para el beneplácito de uno mismo. Todos aquellos sentimientos gratos de los que se nutre la humanidad son erróneos, carentes de sentido. En el amor, como en toda relación humana hay una inevitable lucha de poder, un esfuerzo por parte de todos los individuos que conforman la relación por conseguir más de los demás. La persona que con su cariño trata de revocar similares intenciones en otra no hace otra cosa que intentar sacar de ésta más de lo que le da. El altruismo por lo tanto es un fantasma, una sombra que se escapa a nuestra visión en el último momento. Nadie absolutamente (ni una madre por su hijo, ni un monje por sus feligreses) ejerce una acción benevolente de amor total, porque se quiera o no siempre hay un trueque.

Queda demostrado que el ser humano, a pesar de su inteligencia, de su moral, de su ética y de todas las ventajas y avances que presenta en comparación con el resto de vida, al fin y al cabo sigue siendo un animal que busca garantizar su supervivencia, lo cual insta irremediablemente a poseer y saciar su voluntad de poder. El hombre no lucha por un trozo de carne, claro está, pero sí por factores distintos. Existe egoísmo en toda relación humana, y aquel que no lo ve vive engañado, con los ojos vendados por la superflua satisfacción que otorga la ignorancia.

Pero, ¿puede acaso considerarse malo o indeseable nuestro más fundamental engranaje? No. ¿Podrían imaginarse a una humanidad sin reyes que conquistaran tierras, sin artistas que dejaran su legado para generaciones futuras, sin perturbados que violaran a mujeres, sin una ambición digna de perseguir? Mucho menos. Nuestra voluntad de poder es el motor de todo lo que hacemos, es lo que otorga sentido a las acciones que realizamos y en la mayoría de los casos egoísmo al amor.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Visto de ese modo el egoísmo que tanto se critica y se encara en discusiones cotidianas, es el mejor principio de actuación, es lo que nos produce satisfacción, aunque en algunos casos suponga beneficio y en otros, perjuicio en otros. Pero éstos harán lo mismo, porque si no buscamos paz con uno mismo ¿quién lo hará por nosotros?

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    1. Nadie, claro está. Confío en que algún día las personas abran los ojos y dejen de esperar cosas de los demás que no esperan de sí mismos.

      Un saludo a través del tiempo y el espacio.

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