miércoles, 28 de mayo de 2014

¿Cómo encontrar un equilibrio entre la vanidad y el amor? ¿Cómo puede pasar desapercibido el egoísmo latente en cada relación humana? Falsas morales lo han ocultado durante milenios, ¡y yo los vuelvo a sacar a la luz! Todo está corrompido, incluso yo mismo, todos los estamos, pero en nuestras manos está la decisión de alejarse del rebaño y escalar la alta montaña. No todos poseen tal voluntad. Y no es de extrañar, pues este angosto, y para muchos transparente sendero, implica renunciar a tantos placeres superfluos que se disfrazan de imprescindibles que es normal perder el norte con frecuencia.

Cuanto más leo más seguro me encuentro de mi condición, y no me llamen iluminado si lo prefieren; llámenme oveja negra, patito feo, cualquier calificativo que implique diferencia del grupo mayoritario es un dulce cumplido. Por eso, cuando me reprochan insidiosamente que parezco llevar la contraria por placer, provoca en mí efectivamente eso.

¿Acaso han experimentado la crepúscula satisfacción que se genera en el interior cuando todas esas ideas que pensaban que el mundo jamás comprendería y sólo cobran sentido en sus pensamientos son descubiertas por sus ojos iluminados y sedientos de conocimiento mediante lo que otro genio recordado a través del tiempo escribió hace siglos? Es entonces cuando te das cuenta de que vas por el camino que quieres seguir.

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