domingo, 11 de mayo de 2014

I think you should know.

El terror de esta lenta agonía sigue proclamándose a través de los días, las semanas y los meses. La esperanza me mantiene con pulso otras veinticuatro horas, mientras que la droga impide que atraviese mi cráneo; dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y por eso es uno de los peores males de la humanidad. Enciendo el reproductor y pulso play a esa canción que cuando estábamos juntos tocabas y cantabas para mí, y ahora estoy llorando, ¡la declaración definitiva de que no lo he superado! Pero no quiero ver a nadie, no quiero volver a tocar a una persona jamás, ¿por qué, grito con vértigo hacia el interior de mi esófago, toda mi felicidad se ve relevada cuando vuelvo a necesitar a otros bípedos pútridos como yo? Hoy me he despertado a las cinco de la tarde y aún con todo me sigue pareciendo un día demasiado largo. Me odio a mismo y quiero morir, os odio a todos y desearía ser autista, romperme los huesos o saltar desde el trampolín de mi alféizar.

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