jueves, 22 de mayo de 2014

Hoy hablamos, y tratas de ocultar en tus gestos
las señales que reflejan la pestilencia de nuestros actos
declarando un futuro incierto.
Te avergüenzas, te arrepientes,
y bajo el sello de mi simiente descansan
las opiniones de tus silenciosos clientes.
Y de pronto tu secreto y falso amor
se convierten en tabúes dignos de ocultar.
Castración química después
de la sorpresa,
en la que implica la caída de
nuestra mítica empresa.
Tantos años de sofocos,
tantos años de búsqueda
subiéndome por las ramas,
por buscar en la droga
lo que no encontré entre las sábanas de tu cama.
Gotas de sudor candente,
que alivian el odio
mientras llueven por mi frente.
Pagué el precio por negar la evidencia
de que es imposible disfrutar del pecado
sin soportar la penitencia,
y que por cada dulce bocado
se ennegrece un poco más esta existencia.
Quisieron enjaular a la bestia,
y sangre, sesos, vísceras,
son mi herencia.

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