martes, 18 de noviembre de 2014

Algo en tu magnetismo.

Aún creo en ti, porque tu brillo sigue vigente en mi mirada, porque más allá de mi misantropía aguda has conseguido (sin pretenderlo, sin saberlo) que en mi espectro vuelva a haber sitio para la confianza. En mí mismo, hacia el resto de las personas, en el destino. Preso tal vez de una ilusión, pero es mi ilusión; ¿admiro quizás una nebulosa surgida simplemente de entre los malos humos de mis reflexiones, de mi desubicación como animal alienado de su original cometido; o estoy presente ante la más esplendorosa obra que el caos ha creado? Por primera vez tengo la oportunidad de disipar una duda de tal calibre.

Creo en ti, porque hacerlo es creer en la capacidad divina del azar, de la destrucción, del amor a uno mismo y la conservación de lo más valioso que hay en el interior.

Recuerdo, cuando enfrentándome al misterio de la concepción de mi propia existencia, se elevó ante mí un coloso que llevaba mucho durmiendo. Yo le miraba, e impasible seguía su descanso. No debía importarle mi presencia, de hecho yo ni siquiera estaba allí, me encontraba dando saltos entre las diferentes capas superpuestas de la realidad. En ninguna de ellas te encontré, pero sí una mañana cualquiera de un día cualquiera, como una flor de almendro que no debe ser cortada, colocada por un rayo de sol para ser vista y no tocada. Entonces comencé un viaje muy distinto que me gustaría continuar de por vida.

1 comentario:

  1. que bueno tio...
    y el de "i am not like you anymore, thanks god" me parece increíble también.
    un abrazo fuerte fuerte jefe

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