jueves, 27 de noviembre de 2014

love is no longer in bloom

Dámelo, dámelo todo, ¿acaso no ves que ansío todo aquello que no poseo y desprecio eso que ya conseguí? Entrégamelo, devuélveme mi voluntad, ¿acaso no ves que soy un hombre, y como tal lo quiero todo y cuanto antes? Mentiras aquí y allá, falsos testimonios que perpetran el amor, la amistad; siendo así furiosamente demolidos por aquello que llaman voluntad de poder. Y detrás de ella no se esconde sino la más mordaz de las artimañas, la más cruel de las injurias: una necesidad imperiosa que debe ser saciada o acarreará tormentos y arrepentimiento a cualquier mortal, la necesidad de traición. Ah, y la corono como traición, porque de ningún otro modo puede el individuo mejorar la situación (que es lo único que siempre busca, ha buscado y buscará) si no es por el sendero de la traición, del desapego repentino, del cómputo.

Guardan la verdad en su interior, y no la usan, ni siquiera saben el don que poseen, poder decir que no y gozar la vida como ellos creen que la malgastarás. Qué bello retroceso, que convierte las flores mustias en motivos para continuar un día más. 

Permanece a mi lado por un rato y lárgate, vuelve a mí cuando sea necesario y prepara las maletas para cuando necesite verte marchar de nuevo. Un ciclo asqueroso, pero tan reconciliador con el odio perpetuo que nos une a todos, y si lo repudio es porque tengo la oportunidad de optar por algo distinto. Tal vez solamente yo.

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