sábado, 16 de mayo de 2015

El egoísmo nos salvará de nosotros mismos.

Un día bien, al siguiente abatido por un disparo certero. Me gustaría eliminar todo sentimiento materialista y dedicarme a construir sonidos que armonicen en ocasiones con el sexo, las drogas o el suicidio; hacer vibrar las cuerdas de mi cuerpo y mi estómago como caja de resonancia para escupir mocos y jugos gástricos. Son mi día a día.

Algunas noches no logro dormir, porque la verdad que se oculta tras las cosas normales es más poderosa que la corriente de superficialidad que hoy abate nuestras mentes. A veces simplemente se debe a que paso más tiempo despierto una vez que se oculta el Sol que cuando se digna a aparecer. Con él siempre es acompañado el sonido de los ruiseñores, que a altas horas de la madrugada anuncian el crepúsculo con su canto, que retumba en las imperecederas paredes interiores de mi cráneo.

El amor es una trampa, ideada para hacer el más fugaz de los encuentros terriblemente sempiterno. Como su fiel devoto deberás curar los traumas del otro, sanar sus heridas y suplir sus pasadas carencias siempre en comparación con anteriores relaciones o con las personas a las que adoras.

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