jueves, 28 de mayo de 2015

Otro día comienza bajo el arcoiris.

Vivan los tranquilizantes, que me hacen flotar muy lejos de los problemas y el estrés, de la paranoia y las bebidas con cafeína. Buscan a dios en su error más grandioso, si nuestra imperfección fuera prueba ilícita de su existencia alguien habría de explicarle las circunstancias en las que su creación se encuentra, y que la gran mayoría toma sus actos egoístas y ególatras con alevosía y agradecimiento. Alguien habría de decirle a toda esa masa ignorante que quitar una vida es alargar otra y que detrás de sus fallos y actos impunes disfrazados de cariño y necesidad se esconde no un genio que nos hace tropezar, sino una alimaña sedienta.

Algunos vinieron para aprender, otros para enseñar; sin embargo durante el arduo camino muchos caen y dejan sus cuerpos pudrir a la intemperie aportando su pequeño empujón a la eternidad ayudando a hacer girar la maquinaria. Somos piezas que vinieron aquí sopladas por aliento infinito de un ente superior que hace grandes esfuerzos por mostrar su posición, y la nuestra. Tal vez no esté enfadado con dios, y este vea mis palabras con desempeño por dejar las cosas tal y como están a pesar de que las personas sigan viéndolo como un buzón sin dirección al que acudir cuando el resto de opciones han fallado. Tú eres el último bastión de esperanza, pero la esperanza trae consigo multitud de erradas convicciones, como la de creer que está en tu mano evitar una violación o el crecimiento de un tumor.

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