viernes, 5 de agosto de 2011

Sólo una aproximación.

Es un enganche, es un pegamento, es inevitable; una red. Y yo, que antes fardaba de ser buen cazador, resulta que he acabado siendo la presa, la gacela. Sin trofeo alguno, nunca me ha gustado decapitar y disecar animales, ciertamente nunca lo he logrado, y no por falta de oportunidades; sino por mera cobardía. Jamás una de mis balas han alcanzado el cuerpo de nadie, nunca mi cuchillo ha atravesado ninguna yugular, y menos la tuya.

Maldita sea mi inseguridad, capaz de convertir una tabla de madera en endeble papel de fumar. Mis ideas más claras son sustituidas por tormentas de arena, turbias vuelves las corrientes marinas, y el océano se torna en un infinito agujero de incertidumbre cuando apareces entre mis reflexiones y meditaciones, cual inocente y despistado cervatillo. Jamás podría dañarte.

1 comentario: