domingo, 6 de noviembre de 2011

Añora todas esas canciones que se comprometieron a tocar, pero que nunca tocaron.

Toma un cacao caliente, porque piensa que es bueno para su estómago, porque a veces éste se inquieta, y cualquier alimento le daña. Durante una tarde de Otoño; el Invierno está llegando.

Echa de menos, como predijo su corazón hace tanto: los regresos en la línea veintiséis, las largas tertulias existenciales que mantenían, las conversaciones sobre grupos y música, el frío dentro del autobús acurrucados en los asiento y la lluvia al otro lado de los cristales, los debates sobre política e ideologías; anarquía, absolutismo, nacionalismo... La inteligencia de su acompañante, él nunca presenció y disfrutó anteriormente de una mente tan privilegiada como la de su camarada con el que mantenía charlas tan sumamente profundas, era lo mejor del mundo. Parecía que se habían conocido en otras vidas, pensaban que habían nacido el uno para el otro. A su parecer, la inteligencia de su compañera era, y sigue siendo, mucho mayor que la suya.

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