martes, 4 de marzo de 2014

Eat your cancer when you turn black.

A estas alturas irremediablemente adicto a la droga y dependiente del dinero en contra de mi voluntad, que aún es peor. No se imaginan la risa que me produce ver a esos pijos vender sus móviles caros por un par de gramos de coca, a ellos no les preocupa su futuro porque tienen la seguridad de mantener la cartera llena de por vida. Tengo un buen amigo, compañero de excesos y muchos buenos momentos, por el que temo, porque primero vienen las rayas y más tarde llegarán los pinchazos, ¿pero quién soy yo para impedirle hacer la vida que elija?

Los cortes desaparecieron y cicatrizaron, ya no practico ese arte, ahora sangro por dentro. Reciclo viejas amistades como buenos recuerdos, pero ello implica recordar y sufrir en un futuro, es como si todas las cosas buenas tuvieran un pago a largo plazo. Demasiadas cosas ya que llevar adelante, tal vez, pero yo marco mi propio límite, y renuncio a la muerte porque no tiene sentido querer acabar con mi dolor si sólo conseguiré generar todavía más. Mi meta es morir cuando todo ese cúmulo de conocimientos etéreos y casi inefables que guardo en mi cerebro eclosionen en forma de tumor, entonces seré libre, pero temo a la muerte, ah, ¿qué me queda si no me queda la opción de apagarlo todo e irme?

1 comentario:

  1. "es como si todas las cosas buenas tuvieran un pago a largo plazo." que gran verdad. un gran abrazo

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