domingo, 30 de marzo de 2014

Say my name.

El sexo no es más que otra trampa que sólo me permite pensar en castillos en el aire, y a continuación, después del orgasmo, me deja tirado como un perro en la acera húmeda. Cobitos contiene la serenidad cuando de sus versos surge el brillo inconfundible de la verdad, "es difícil ser uno mismo cuando todos te vigilan", por desgracia todos tomamos parte del mismo círculo vicioso que a nosotros mismo nos atañe. Me deshago por dentro, es la pura verdad, ¿dónde estás cuando mis testículos me susurran tu nombre suavemente? Últimamente temo a la soledad que la penumbra entre el miedo y la desesperación me suscita por la noche, he convertido mi diario en un rompe olas, pasa la espuma pero no el agua, y así evito ahogarme en mi último bastión de tierra firme. Termino las tardes con mil ideas nuevas para escribir y la necesidad imperiosa de refugiarme por un rato en la lectura. 

¿Qué sería de mí sin mis legendarias carencias? Hoy día no quiero tenerte pero saber que sigues ahí y no me perteneces ya... no sé, es un viejo (o más bien constante) rol que no deja de escocer. Y no, no traten de adivinar mis sentimientos, no tienen ni idea y si algo saben ustedes es cómo resultar pedantes. Soy mi propio juez y verdugo. Sé odiarme mejor que tú, después incluso de todo lo que te hice a sabiendas y de todo lo que tú me hiciste pasar sin pensar siquiera en las repercusiones.

As Soon As Possible

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