domingo, 23 de marzo de 2014

¿Seguiré conservando mi yo más primigenio cuando los años borren de mi memoria mis carencias y mis recuerdos más temprano que son los que a posteriori me pulen como persona? Tal vez madurar implique irremediablemente olvidar, dejar pasar de largo algunas cosas.

Tengo miedo porque estoy aprendiendo a olvidar. Anoche cogí entre mis manos ese tomo de La rebelión de las masas, aún mantiene tu inscripción, ¿por qué decidí leerla a pesar de que supiera lo que aquello revocaría?, a veces hay que equivocarse. Y me pregunto si nos ignoras, si has decidido pasar página (tú, con tu coraje invencible, serías capaz de hacerte el seppuku en un momento dado) te admiro todavía más. Odias ésto, lo sé, pero si continúas a mi lado irremediablemente lo leerás, y tal vez lo que escribo ya no haga formar filas a las lágrimas en el patíbulo de tus ojos, pero recuerda que una vez sí lo hizo. No tenerte es grácil cuando sé que vuelas cerca, pero si te marchas definitivamente ardo con el rastro de sangre que dejas.

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