jueves, 20 de marzo de 2014

El descubrimiento de ese nuevo libro había supuesto una ampliación de mi horizonte interior, me conocía un poco mejor. ¿Era acaso víctima de mi propio juicio, considerando mi acercamiento hacia todo lo banal y corriente como una manera más de caer en la mediocridad? Conocer "lo habitual" me había hecho más sociable, más propenso a desenvolverme con facilidad y sin temor con el resto de personas, pero a la vez desde una perspectiva distinta que siempre he tratado de mantener, me hacía ver con cada vez más claridad lo podrido o lo necesitado de un cambio radical que se encuentra el mundo. Siempre a un peldaño entre lo socialmente aceptado (lo habitual, lo corriente, lo mediocre) y a la vez a decenas, tal miles de kilómetros de todos esos genios de la historia a los que imploro, ¡pero maldita sea, al menos sé aportar algo nuevo, distinto! Y aunque tal vez mis reflexiones sean erradas desde el primer momento de su nacimiento, siempre se puede aprender algo nuevo de otros puntos de vista sin análisis.

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