domingo, 22 de abril de 2012

Son of a gun. (1)

Haces de luces recorren el cielo nocturno, formando primero líneas rectas perfectas y después diseccionándose en otras más pequeñas que toman rumbos aleatorios, están jugando a pillar con los pájaros metálicos que surcan el firmamento. No hay nada que me ponga más caliente que las siluetas de soldaditos delante de fuegos en charcos de gasolina, como si fueran fantasmas de la noche, jugando a matarse. Agazapados en trincheras hacen puntería los unos con los otros, todos matan y algunos son matados, algunos son valientes y otros temerarios o cobardes lloricas.

No hay nada más sagrado que el tabaco para ellos, racionándolo más que la comida o el agua. Visten uniformes pesados que tarde o temprano serán agujereados. Lo más recomendable a la hora de ir a esas tierras de muerte es partir con la mente confiada en que no se va a regresar.

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