martes, 6 de marzo de 2012

20 segundos de ascenso.

Mi mayor inspiración, ¿has tocado alguna vez con los nudillos tan hinchados? Le pego y le pego, cada día más fuerte, durante veinte segundos, y él no se queja por nada. En su lateral, felizmente, pero él no se inmuta siquiera. Le maltrato, tal vez oculte el dolor, supongo que le satisface ver como me hace creer que él no sufre mientras yo me flagelo los nudillos contra su pared, él. Yo le adoro, soporta mis bobas tristezas y me lleva a casa, sin rechistar, tengo miedo de que comience a odiarme. Mis puñetazos son como besos, sé que realmente él me quiere y yo le quiero. Tuvo miedo de que yo dejara de torturarle como le torturo, de zurrarle como le zurro, a veces nada más entrar apoyo mi cabeza contra su cristal y mis ojos se humedecen. Me dice si voy bien vestido o no antes de salir, si me sienta bien el pelo corto, si me tengo que arrepentir de algo cuando vuelvo a casa.

Yo le digo siempre que me siento arrepentido, siempre que regreso tarde, "Es que, deberías haber soltado un beso.", "Hace unas cuantas noches no viniste a dormir, ¿dónde estabas?", cosas que me dice porque se preocupa por mí. Yo le quiero, a él.

John Frusciante - The Battle Of Time

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