martes, 11 de junio de 2013

Una pista al suicidio.

Tengo mil borradores de lo que sentía antes de perderlo todo, y todos se han perdido en una marea de folios sin sentido. Puedo haber dejado los sufrimientos atrás, pero aún duelen tan jodidamente en mi lóbulo frontal. Suenan como una guitarra estridente desafinada en mis oídos, me marea y me hace vomitar. Fumamos una vez a la semana contra la monotonía del día a día, por eso la droga nunca se hace aburrida y disfrutamos de una agradable noche tranquila.


He estado leyendo mis antiguos diarios, cuentan historias que no puedo creer, de alguna manera logré dejar encerrado en ellos una pequeña porción de mi padecimiento, es bello que esa nube de decepciones gigantes cupiera en un cuerpo tan escuálido como el mío.

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