Lo peor de escuchar cosas que no te interesan es fingir prestar atención. No importa si no coge el móvil, se supone que todo es fruto de mi paranoia y que todo va bien, que todo va a ir bien. Desde el principio de la noche supe que iba a frustrarme, que no podría hacer otra cosa más que quedarme sentado pensando en uno de esos planes que nunca salen bien para llevarlo a cabo mañana. Anoche me encontraba terriblemente borracho y pensé en llamarte para decirte toda la verdad, me quedé sorprendido por mis propios sentimientos, ¿acaso alguna vez has pensado en telefonearme cuando anduvieses colocada?
Cuando salí solitario de casa me dirigí al fumadero de siempre, pero la compañía que allí encontré no me satisfizo, así que le pedí a Carlos que me acompañara a casa, en la terraza fumamos un poco, es gracioso porque a veces él cae en su propio remolino de verdades más perpetuas que el Universo. Después de un rato pude relajarme pero no tranquilizarme, porque llevo demasiados días soportando esta inopia a base de drogas. Esta es una de esas noches en las que no tienes en el estómago más que alcohol de la borrachera de ayer y demasiadas pretensiones inalcanzables en la cabeza.
"La droga es el producto ideal...la mercancía definitiva.No hace falta literatura para vender.El cliente se arrastrará por una alcatarilla para suplicar que le vendan...El comerciante de droga no vende su producto al consumidor, vende el consumidor a su producto.No mejora ni simplifica su mercancia.Degrada y simplifica al cliente. Paga a sus empleados en droga" .
ResponderEliminarWillian S. Burroughs escribió esto en el almuerzo desnudo. A veces juego a sustituir palabras de fragmentos para comprobar si la interpretación original se tergiversa; en esta ocasión he probado a sustituir la palabra "droga" por "amor", ¿No ocurre la misma mierda con ambas situaciones? Ambas son forma de monopolio y posesión... quizás no sepamos ser libres.
Tu reflejo en mis gafas.