domingo, 27 de octubre de 2013

Conciencia cósmica.

Una noche como otra cualquiera se cruzó en mi camino un personaje de lo más vulgar aparentemente. Un hombre que ya rozaba los sesenta años, alto, corpulento y obeso, que lo primero que me dijo fue "Todos los anarquistas que he conocido no hacen más que chupar del bote y aprovecharse de su situación", resultó ser para mí una pieza clave tal vez para comprender el funcionamiento de esta maquinaria infinita. Esa noche, después de que dejara más que demostrado su don ante dos adolescentes asustadizos y completamente obsesionados por el sentido de la vida, me fumé un cigarro en la terraza, y lloré de pura emoción al recordar sus palabras "El universo está vivo, y cada uno de nosotros somos las células que lo componen", pude sentir por unos minutos que la conexión existe. Todas sus palabras encajaban a la perfección con el engranaje por el que yo siempre me había imaginado se regía todo el cosmos, es difícil de imaginar la repercusión que tal acontecimiento puede influir en la mente de un crío que buscaba respuestas dentro de un cruel desierto nihilista y que encontró otras dentro de un mar sereno, humilde y justo que se negaba a creer por el positivismo de estas.

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