miércoles, 2 de octubre de 2013

«Hasta luego».

A veces tan impasible e infranqueable, una máquina, una montaña, una estatua; y otras tan sensible y quebradizo, una pluma, un vaso sanguíneo, una flor. Siempre seremos como éramos cuando decidimos ser quienes en el futuro nos habría gustado ser. Dejaste un hueco vacío en mí que ahora mide ocho milímetros, en él se acurrucan los sentimientos que he edulcorado durante este Verano para que no duelan. Antes de dormir respiro profundo y después expiro para expulsar de mí todos los pesares que oprimen mi pecho, en esos momentos no estoy echando aire, te echo a ti; pero de mi cabeza y no de los pulmones. Si no escocieras no podría considerarme persona, pero ya no sonrío cuando pienso ti, ahora sólo sufro cuando lo hago.

Vivo en honor por todas esas personas que esculpieron mi personalidad, mi interior, mi pensamiento... y por ti la primera. Agradecerte estos años sería una incongruencia, un imposible; como contar las estrellas del cielo. Somos los peces que nadan a contracorriente, tomando el camino contrario; para que al morir realmente volvamos a nacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario