miércoles, 4 de noviembre de 2015

Obviamente pienso en ti, imagino que nuestras diferencias se disuelven como el cloro y que la inocencia vuelve a ocupar el lugar que la impaciencia le arrebató. No me considero nadie, no creas, poco más que un bastardo. Todo lo que aprendí durante estos años de adolescente histeria programada se ve reunido en un punto exacto en el que el amor y el odio convergen dando paso a la nostalgia, una hija de puta con ganas de morderme.

¿Lo escuchas?, qué jodidamente patético, estoy maldiciendo al cielo y lo único que consigo es cambiar palabrotas de sitio. En fin, no me quejo, tengo tabaco y droga, es más de lo que podría pedir. Qué expectativas tan bajas.

Hey, aún no me he marchado, qué más quisieran; que me largara de esta puta roca infestada de parásitos para dejar al planeta tan solitario, tan carente de lo que vengo a decir. No pospongas nada, el tiempo siempre juega en tu contra: a cada minuto sesenta segundos más cerca de la muerte. Y como basura espacial surfeo sobre los hilos de luz provenientes de voluminosas estrellas muy lejanas, tan gloriosas, tan inmensas que harían dimitir de sus cerebros al raciocinio de los hombres. Hoy estoy aquí, mañana seguiré en el mismo sitio pero mi conciencia continúa saltando a través de las diferentes capas de la percepción humana. Billete a no sé dónde, chica, te llevo si quieres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario