lunes, 23 de noviembre de 2015

Oí por casualidad el quejido de experiencias pasadas y huí aterrado, pero el Sol siempre acaba cayendo por muy veloz que corras hacia el oeste, aprendí que todo rechazo a combatir problemas y dilemas es un paso atrás a veces con la excusa de coger carrera. Así que vos me contemplás aquí tirado con esta carra de perro mendigando pequeñas raciones de cariño a las personas porque no reuní la suficiente plata como para conseguir algo de droga y os atrevés a juzgarme, a adoctrinarme y subyugarme como si fuera una mascota a la que aporrear con el periódico de las mañanas, ¿de verdad pensó usted en el trágico paradigma que en la propia sociedad va implícito, cuando la gasolina que le echas a tu carro proviene de pozos en los que gente escuálida pordiosea por un trozo de pan y de refinerías que ensucian el aire que sus hijos respiran? En el mundo hay tanta miseria que siento que no lo aguanto, mientras tipos de uniforme planifican la siguiente jugada maestra: una nueva vacuna para una pandemia inventada o el falso atentado que iniciará bombardeos masivos que arrebatarán sin piedad la vida a chiquillos y chiquillas que jamás entendieron el concepto de guerra. Esto es lo que ustedes quieren: MÁS DEMOCRACIA, porque el comunismo ya pasó y gracias a Dios también el fascismo, ¿y qué nos queda?: esta pobre decisión, la de ser un país anclado en la dictadura o un peón más del inmenso ajedrez sociopolítico. Y no, ni siquiera eso, siempre estuvimos en el redil, Mussolini y Hitler eran simples fantoches, eran la misma persona que hoy es un tal Obama.

Quiero pedir perdón al mundo entero por adelantado porque el día que me vaya (espero que sea por decisión propia o por elección divina justo en el momento acertado) habré dejado a generaciones futuras con el mensaje del amor en forma de epitafio apócrifo, como queriendo dejar claro que la vida merece ser vivida aunque me haya cansado de ella. A continuación de agachar la cabeza y aceptar con resignación el gélido aliento de los reproches a mí mismo levanto el mentón y volteo la mirada, "no era tan difícil, maldito imbécil, podrías haberlo intentado".

Esta noche es una noche más volcando todas las esperanzas en la buenaventura que el mañana traerá consigo, observando la desgracia cara a cara y bailando un vals con la pena.

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