domingo, 1 de mayo de 2011

Dedicación y adicción.

Hoy, disfrutando de la sublime melodía que logro conseguir de un trozo de madera con cuerdas, me he dado cuenta de la suerte que tengo. No me reprimo, lo juro, ni pienso hacerlo. Es tan fantástica la sensación de crear música, de revivir música más vieja que yo mismo, de percibir lo que otros debieron sentir mientras componían música angelical propia de dioses del Olimpo.

Y yo que me quejaba de mi poco talento... no es que diga que soy un Jimi Hendrix, pero ya no estaría dispuesto a hacer un pacto con el diablo para poseer su talento en las manos. No soy Paganini; pero sí soy un honrado músico amante de las musas griegas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario