lunes, 23 de mayo de 2011

Pueden medir los actos, pero no las consecuencias. (1)

Hoy, he comido suelo, muchísimo, lo sé y no me importa. Durante el día de hoy he visto más baldosas que en  cualquier otro día de mi vida, ha sido fantástico. Hacía tanto que no me aislaba tantísimo dentro de un grupo de gente, escuchar sus conversaciones y sentirme fuera de mi cuerpo y notar casi que mis pies no tocan el suelo. Después de todo, he sufrido un cambio drástico y rápido, tras llorar desconsoladamente me he recuperado, hasta tal punto en el que mi felicidad ha aumentado muchísimo; pero de poco ha servido ya que la recaida ha sido inevitable acompaña de cefalea. Se pueden evitar los problemas, pero son como las pintadas, por muchos que te empeñes en no mirarlas continúan ahí.

Mi odio hacia ellos es tan grande... hacia gente que veo a diario y que no valoro en absoluto, nada de nada. No son mis amigos, no son mis colegas, de hecho casi me tendrían que agredecer que les llame compañeros; pero claro, me hacen reir. 


Hoy tú, te has unido a ellos, ¿cómo has sido capaz?. Yo que siempre te he colmado con la amistad soportando sobre mi espalda el odio que casi inevitablemente debería sentir hacia ti, sólo para que todo salga bien. Después te extrañabas de mí cuando ni si quiera miraba tus ojos, ni los de nadie ciertamente. Tú no eres mi hermano. ¿Quieres continuar combatiendo por el trofeo? todo tuyo, no quiero seguir llorando y haciéndote llorar... has ganado. Sé que cambiaré de idea, ¿pero qué más da?.


La verdad es que no sé qué hago. Gracias a los que han pretendido ayudarme y a los que he molestado o dañado sin merecerlo, lo siento muchísimo, de veras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario