domingo, 30 de octubre de 2011

No discrimino a nadie, odio a todo el mundo.

Tengo un marco sin tu foto puesto en mi estantería para recordar que te olvidé y que nunca me pertenecerás, por abrirte el corazón sin cirugía, con mi púa, un vulgar instrumento que te convierte en poesía. Él toca con palabras que hablan tocando y juega con la esperanza puesta en algo que no llega. Nunca quise ser como dos ojos y condenarnos a estar en la misma cara y no poder tocarnos. Sigo mirándome al espejo, vomitando en el lavabo. Ciego por un odio que me convirtió en esclavo de mí mismo. Encerrado dentro de una cabeza que a veces llora de risa y nunca ríe de tristeza. Por ser tan parecidos y a la vez tan diferentes, tú quieres tenerlo todo y para mí nada es suficiente. Si vieras con mis ojos, si tocaras con mis manos, sabrías lo que sienten si besaras con mis labios.

¿Qué coño esperas de mí?. Las cosas llegarán cuando ya no las quieras, siempre es así. Dices que lo nuestro fue un error, yo a veces te haría un dibujo, pero no te lo mereces.


- Dedicado a los que escriben por rellenar en una ausencia, pueden medir los actos pero no las consecuencias. Vete por donde has venido, detente donde estás, daría mis ojos con tal de verte una vez más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario