jueves, 2 de febrero de 2012

Puedo sentirlo. (3)

Hoy, ¿sabes?, lo he pasado realmente bien y me he sentido contigo como hacía mucho que no lo hacía, no te lo he dicho, pero ha sido fantástico, gracias. De algún modo me has hecho evadirme de todos los males que me presionan, incluso de ti, sólo por una tarde; pero ha sido estupendo. Hemos hablado, y ambos sabemos perfectamente lo que nos espera, ¡mira que soy pesado!, pero cuando te enganches con Cualquier Otro... Llegará ese día, esa maldita ocasión para la que me estoy preparando: ¡No habrán murallas lo suficientemente altas para aguantar el daño que me supondrá!

Me hablas de cosas que antes no pensabas, es increíble que hayas cambiado tanto, y que yo me obceque en no hacerlo, realmente lo hago por ti, para que veas que soy el de siempre para siempre. En serio, puedes creer que es una exageración, pero no hay día que no me lamente de estar cambiando y de ser uno más, como cualquier imbécil, es como intentar no sudar en el desierto. Que poco tiempo nos queda juntos, no me gustaría estar con cualquier otra persona. Es penoso llorar por algo que aún no ha llegado, y que quién sabe si llegará algún día, ¿no?

Charlamos relajadamente amenudo sobre este cambio que sufrimos, sobre esta distorsión de nuestras personas, ¡pero yo no quiero cambiar!, no quiero que cambiemos... Antes que cambiar y dejar de ser lo que fuimos prefiero morir.

¿Sabes?, estuve buscando estaño para soldarnos, no lo encontré, así que intenté estar abrazados por siempre. No funcionó. Nunca te he pedido más que cuando te enganches con Cualquier Otro, me guardes un sorbito.

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