martes, 9 de junio de 2015

Llámame, me siento solo, haz girar mi hélice lo más asquerosamente que puedas de manera que hasta los fantasmas se arrepientan de espiar.

Esta noche no me he acercado al fuego para hablar sobre alguna de esas cerdas, que tan puercas como yo, buscan un órgano sexual al que saciar. No sé qué será pero siempre resuelvo por declinar todas las ofertas y dirigir de nuevo mi mirada hacia el abismo, es un magnetismo imparable que diluye la fuerza con la que mis sentidos me atan a otro cuerpo y concluye con orinar sobre las imágenes mentales de putas bastante baratas que guardo en mi mente para momentos de soledad. Después de humedecer tu coño con palabras bonitas y un buen corte de pelo me dirigiré a una esquina del ring para que tú vayas a la tuya y el combate se declare nulo. Soy un asmático fumador empedernido que lucha por las noches contra bultos de grasa en su axila, ¿qué otra cosa esperabas?

Más allá del bien y del mal los actos morales se reflectan en un estanque de hielo, y bajo esa gruesa capa de agua bajo cero opaca que en su interior guarda burbujas de oxígeno, las ideas más grandiosas jamás suscitadas sueñan con que el calor del sol derrita la ignorancia que las mantiene reclusas.

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